Weltschmerz y otras complicaciones

no sé si a veces lo que me molesta no es el estar triste en sí, la nostalgia, la desesperanza,  la confusión, el aburrimiento, el bajón, las ganas de nada, weltschmerz, teenage angst.
lo que en realidad me molesta es no poder vivir tranquila con ese bolsón lleno de mierda. no. hay que salir con él a cuestas.
hay que poner buena cara lo mismo
hay que salir a la calle lo mismo
saludar al portero lo mismo
prestar atención en clase lo mismo
reírme de los chiste boludos de gente insoportable lo mismo
contener las ganas de decir unas cuantas verdades
en vez de eso, hacer algún chiste
reír de mi propio chiste
llorar internamente
(pero sólo internamente)
aguantarse las ganas de prender fuego a todo el mundo
aguantarse las ganas de abrazar a la chica que está leyendo mi libro favorito en el subte
y al chico de la remera de radiohead
y al viejo de la cara más triste del mundo.

estoy segura de que lo que me molesta no es llorar
sino no poder llorar sin sentirme culpable por hacerlo.
no poder bajonearme
sin pensar en todo lo que podría estar haciendo en ese tiempo de ensimismamiento.
todo lo que debería hacer.
irresponsable.
egoísta.
egocéntrica...

tanto por hacer tan poco tiempo tanto tiempo perdido tanto boludeo tantos intentos tantos fracasos
tanta memoria
tanto olvido.


y es que hay cosas que no puedo evitar,
que me surgen de lo más profundo
que parecieran ser total e inevitablemente necesarias.
si no se puede evitar sentir algo,
encuentro que lo mejor que se puede hacer
es encontrarle al sentimiento el mejor hábitat posible.

y es que no encuentro mejor lugar para mi weltschmerz y mi nostalgia
que la de un café, música y mi propia mente,
gabarateando pensamientos
entre lágrimas
y sonrisas.