viernes, 23 de diciembre de 2011

Tiempo

Time is never time at all
You can never ever leave without leaving a piece of youth
And our lives are forever changed
We will never be the same
The more you change the less you feel
Believe, believe in me, believe
That life can change, that you're not stuck in vain
We're not the same, we're different tonight
Tonight, so bright
Tonight
And you know you're never sure
But your sure you could be right
If you held yourself up to the light
And the embers never fade in your city by the lake
The place where you were born
Believe, believe in me, believe
In the resolute urgency of now
And if you believe there's not a chance tonight
Tonight, so bright
Tonight
We'll crucify the insincere tonight
We'll make things right, we'll feel it all tonight
We'll find a way to offer up the night tonight
The indescribable moments of your life tonight
The impossible is possible tonight
Believe in me as I believe in you, tonight



El tiempo, ese que se nos hace trizas en las manos. El tiempo, ese que trae tantas incógnitas y bla bla bla. El tiempo de mierda, que te hace correr y pensar y arrepentirte y agradecer y putear. Ese, el tiempo.
A veces no sé si ponerme feliz por todo lo que me falta vivir o querer matarme. Es bueno sentir que quedan mil cosas por hacer, mil pelis por ver, miles de músicos por escuchar, miles de libros por leer, miles de lugares por visitar, miles de comidas por probar. Mil personas por conocer, por amar, por odiar, por garchar, miles de personas que te van a cagar, que vas a cagar, que van a ser tus amigos y después dejar de serlo. Mil personas por CONOCER, así, en mayúscula y con todo lo hermoso que involucra esa palabra.
Por otro lado pienso, mierda, se me acaba el tiempo y está todo esto que todavía no hice... la lista mental que vengo escribiendo desde que tengo conciencia aumenta y se me pasan las horas y me queda tanto pero tanto por hacer que me desespero.
Me desespero, y no estoy exagerando, me agarran ataques de nervios y me deprimo y puteo, porque se me pasa el tiempo y quiero hacer tantas cosas.
Basta de perder tiempo, me lo vivo repitiendo. Y como para calmarme a mi misma, me respondo esa frase de John Lennon:
"Time you enjoy wasting, was not wasted"
Le doy vueltas a esa frase, sabés, porque me hace bien y me hace mal. Como esto que te decía antes, esto de saber que quedan tantas cosas, tiene esa cosa agridulce.
Y ahora vos venís y con toda esta subestimación me traumás más.
Sí, ya sé que no lo hacés a propósito, pero bueno, bancatelá. A mi las cosas me trauman fácil y tenés que empezar a aprender a aceptar los traumas que me causás.
La cosa es que me pone mal esto del tiempo. Hace que me atropelle y empiece a hacer las cosas porque siento que "tengo" que hacerlas, y no porque quiero hacerlas. Osea, no es que NO quiera hacerlas, tenía en mente hacerlas en algún momento, pero en realidad no hay apuro... yo me apuro igual. No está bueno eso. A veces me tengo que autocontrolar y decir basta loco basta. Entonces aguanto. Pero no está bueno.
Y vos aumentaste este problemita en mi, che. Ahora, si me pongo a pensarlo bien, seguro que esto tiene que ver con que soy insegura y toda la bola. Y siento la necesidad de hacerte ver que SE todo y VI todo y TODO de TODO. Imposible, querido!
Está tan mal no haber vivido todo? Acaso no es, justamente todo lo contrario, excelente? Qué clase de futuro podés ver junto a alguien si la otra persona ya lo vivió todo?
Para mi es importantísimo poder aprender del otro. Sino, la cosa no me sirve. Pero tiene que ser recíproco, aunque sea un poco... Entonces, creo yo, no me gustaría ni un poco que a vos no te quedara nada por ver en mi que te sorprenda.
Sorprendete, mierda!

viernes, 25 de noviembre de 2011

Ibas tan libre, tan lleno, tan solo. Caminabas entre la gente, esquivando señoras que caminan lento, bordeando charcos, apurando el paso cada tanto, como si supieras que te seguía aunque jamás te diste vuelta. Pero sí, yo te seguía el paso, te pisaba los talones de a ratos y luego te perdía entre paraguas. Siempre tuviste esa habilidad de pasar por desapercibido, un poco sin querer pero mayormente muy a propósito. En un momento estabas entre la señora del paraguas gris y el hombre de traje que se cubría la cabeza con su portafolio, y en medio segundo de distracción ¡pum! ya no estabas más. Yo te buscaba entre los colores flotantes y las gotas húmedas en esa Buenos Aires que tan bien nos conocía, te buscaba pero sin desesperación, sabiendo que estaba escrito nuestro encuentro, sabiendo que lo escrito escrito está y no hay tiempo que pueda burlarlo. Y así pasaba que, sin planearlo pero sin sorpresas, como si fuera lo más natural del mundo, en cuanto paraba en un semáforo de golpe te veía, deslizándote silenciosamente por al lado de la chica del paraguas a rayas, saltando del cordón a la calle, vadeando los autos con esa sonrisa irónica. Entonces doblabas en la esquina de Defensa y caminabas cada vez más rápido por esas veredas angostas que habían sentido ya demasiadas veces tus pasos. Las fachadas de las casas se reían de nosotros, de nuestro juego, crueles en su inmutabilidad, fieles a su estancamiento, se reían, se reían del paso del tiempo.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Diario, hoy.

Un rato después de que se fueran los brasileros que me distrajeron toda la tarde, y se fuera también el flaco medio rayado que estaba sentando al lado mio (se paraba, se asomaba por la ventana, se estiraba, se iba, volvía, hablaba solo y para rematar, cuando se fue, dijo "chau" fuerte, casi gritando, pero no sé a quién), un rato después de todo eso, me pudrí de mi propia locura creciente al no poder hacer bien un solo ejercicio de bonos, así que guardé las cosas en la mochila y dejé la biblioteca. Bajé las escaleras, salí de la facu (por la puerta del medio no, ¡obvio!) y fui hasta el subte. Mientras hacía la cola para recargar la monedero, estaba pensando en que podría ir hasta Callao y ver si conseguía algún otro libro de Casas. Pero decidí que mejor sería volver temprano, entonces ni bien el saldo de la tarjeta pasó de 0,60 a 30,60, pasé por el molinete del lado de Congreso de Tucumán y, al escuchar el ruido del tren acercandose, bajé rápido las escaleras y llegué a tomarlo justo antes de que se cerraran las puertas.
Estaba bastante lleno, lo que incrementó mi ya notorio mal humor, así que cuando paró en Plaza Italia decidí a último momento bajarme e ir caminando el último tramo (para fumarme un pucho, claro). Y eso mismo hice, salí de la estación, prendí un pucho y empecé a caminar despacio, disfrutando del viento y la calma de la vuelta a casa.
De camino, pasé por la feria de libros usados que está por Santa Fe, y cuando vi que había todavía algunos puestos abiertos un impulso me llevó a cruzar la calle. Pregunté por Fabián Casas. Nada. Pregunté por Salinger. Nada. Hasta que un hombre que estaba sentado charlando con uno de los vendedores, me pregunta "Buscas The catcher in the Rye?" No, le digo y le explico que en realidad buscaba algún otro libro de Salinger. "Ah, pero The catcher in the Rye es muy bueno, vení, vamos a ver..." y en eso, antes de que me diera oportunidad de decirle que sí, que efectivamente es muy bueno, y que sí, ya lo leí, el hombre se embarcó en la expedición de ir preguntando puesto por puesto a sus compañeros vendedores si tenían dicho libro. Llegamos al anteultimo, donde, guardado entre un pilón enorme de libros llenos de polvo, estaba justamente, el libro del querido J.D. "Mirá, acá está. Está 40, cuando termines de leerlo venís y te lo compro a 20, por lo menos te ahorrás 20 que podés usar en comprar otro libro!" Me dice con una mueca, que casi casi simulaba una sonrisa. Y bueno, le digo, buenísimo. No tenés algun otro de Salinger? Me responde que no, que los otros están en portugués. Me quedé pensando un rato, pero antes de que me diera cuenta, tenía el libro en la mano y estaba retomando camino hacia el departamento.
Salinger me está persiguiendo por todos lados y me encanta. Ayer, mientras hacía tiempo para encontrarme con Tami en la estación, pasé de pura casualidad por SBS y pregunté si tenían Franny and Zooey. Me dijeron primero que sí, que estaba 80 y pico, y cuando me estaba yendo, me dice la muchacha desde el mostrador: "Tengo uno en depósito de otra edición que está 43!" Listoooo, traemelo!!
Y así, Salinger me persigue. Y me fascina. Ahora, gracias al hombre que se entercó en que yo tenía que tener The catcher in the rye en mis manos, voy a releerlo mientras tomo este café. Gracias señor, tenía usted muchísima razón.

martes, 1 de noviembre de 2011

Es gracioso cómo hacés para plasmar tan hermosamente en una hoja todo eso que yo ni siquiera puedo expresar en palabras. Gracioso? No, no es gracioso. Es enfermo. Pero es, es así y bla bla bla. Y yo ya estoy cansada. No quiero hablar más de distancias, ni de destiempos, ni de por qués y para qués y cómos; no quiero hablar más de voses y de mis, ni de futuros y pasados, ni de planes y recuerdos; no quiero hablar más de haceres y quehaceres y de queharán, ni de viejos aromas y nuevos tactos, ni de antes y después; no quiero hablar más de casualidades ni de destinos, ni de buscares y encontrares, ni de olvidar, recordar, extrañar. No quiero hablar más de vos en mi cabeza.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Empezar a hacer lo que sentís y no lo que pensás que sienten los otros.

¡Como si fuera tan fácil dejarle al tiempo la difícil tarea de poner en acción el futuro que nuestro hábil cerebro imaginó con cuidado y detalladamente! ¿A caso no saben que el azar, por más buena intención que tenga, a veces - muchas veces- hace justamente todo lo contrario?







Dejar el cuerpo y dejar de sentir
y dejar de pensarnos también.
Y no ser nada.
Y así dejar de ser yo, de ser mí,
de ser siempre aquél que es el que es.
Y no ser nada.
y siempre volvemos a lo mismo.


domingo, 23 de octubre de 2011

Pizarnik de bolsillo

Lo que pasa es que sos tan predecible, me decís. Por ejemplo, sin que me digas ni A, te puedo decir ya, sin dudas y sin pensarlo demasiado, qué frase es la que te impactó más del libro de Casas.
Yo me quedo mirandote y no te digo nada, ya sé que vas a largar el monólogo igual.
Es esa, la de la Pizarnik de bolsillo, no? Ese párrafo... seguro que te encantó ese párrafo.
Sigo sin decir nada.
Sí, seguro que es ese. Pará, lo voy a buscar.
Y lo buscás, y me lo leés.
Yo me retuerzo un poco cuando llegás a la cita de Flaubert, de reojo me mirás y te sonreís triunfante, sabés que la pegaste, que es verdad lo que dijiste y te encanta. Te encanta ganar, te encanta hacerme notar que podés darte cuento de lo que está pasando por mi cabeza tan facilmente.
Ves, ves que sos predecible.
No es que sea predecible, es que vos me leés la mente. Es eso. Como ahora, seguramente, te estás riendo de esa manía que tengo de inventar conversaciones en mi cabeza.




Ahora les tengo que hablar de mi. De como llegue al edificio amarillo y esas cosas. Yo tenia 22 o 23 años y tambien me hallaba en lo mas profundo del hecho consumado.
En una fiesta donde se presentaba una revista de poesia, conoci a una chica que me intrigo rapidamente porque estaba dormida en un sillon en el medio de un gran estrepito general. La chica parecia una Pizarnik de bolsillo. Toda vestida de negro, con zapatones inmensos similares a esos telefonos viejos de Entel. En un escenario improvisado, Rodolfo Lamadrid, el credito local, recitaba sus poemas con el tono de un presentador de boxeo. La gente aplaudia y se reia a rabiar porque los poemas eran muy graciosos. Despues empezo a tocar una banda heavy. Pero la bella durmiente ni se inmuto. ¿Por donde andaras?, me pregunte, y como si este pensamiento me activara un resorte, agarre un volante que habian estado repartiendo unos melenudos y en el dorso escribi "Basta que miremos demasiado fijo una cosa, para que empiece a resultarnos interesante" y le agregue el telefono de la casa de mis viejos. La cita era del enfermo de Flaubert y la elegi porque no era del todo elogiosa. Hice un sobre con el papel y, despacio, me acerque hasta ella y se lo puse entre el brazo derecho y el estomago. Ni se mosqueo.
Una semana despues, mi hermana me desperto y me paso el telefono. "Soy la cosa", me dijo una voz ronca.-






viernes, 21 de octubre de 2011

8 años sin un alma hermosa

You are one of those who shouldn't have gone. But, still, you're not gone. You're still here in every song, in every chord and in every word you wrote. You're still among us, in our hearts and in our memory. Even though most of us didn't get to meet you, many didn't even get to hear you live, many may even have just started listening to your music, we miss you. Even though some might say it's ridiculous to think we actually know you, we know we do. And we are proud of that. Proud of the feeling that you're our friend. But above all, we are thankfull. Thank you Elliott, thank you thank you thank you! There'll never be words to thank you enough, but we'll keep on trying!


Hope you've found peace, wherever you are.
XO









Shine on me baby, 'cause it's raining in my heart.

domingo, 16 de octubre de 2011

Ires y venires
quedarte, fugarte, volviste y te fuiste
te fuiste con tu tapado gris y tu paraguas bajo la lluvia que no para, no para desde que te fuiste.
Dejaste el vaso de whisky a medias, el pucho en el cenicero y el disco sonando, te fuiste.
Te fuiste sin despedirte.

Ires y venires,
quedarte, fugarte, volviste y te fuiste.
Te juraste no repetirte,
no aburrir al tiempo con el mismo juego, ese que ya cumpliste.
Te prometiste no dejarte ensimismarte
ni verte a través de los años desfigurarte.
Te miraste y te dibujaste,
te acostaste en tu futuro,
me dibujaste allá, distante.
Te afirmaste y te aseguraste, no caerte nuevamente,
pero te olvidaste de acordarte
que una vez me dijiste
que seríamos caminantes
y que eternamente estarías para guiarme
por si entre los caminos errantes
me perdía por un instante,
entonces, para no desesperarme
estarías allí delante
listo para llevarme
volando hacia el quién sabe.

Ires y venires,
quedarte, fugarte, te fuiste y volviste.



...Gracias Mr. Lemon :)

domingo, 25 de septiembre de 2011

Vi desprender de vos
el viento que nos hace volar hoy
de frío azul que deja a las nubes estallar
estallan con cada mueca, con cada espiración.

Vi desprender de vos
tibias mañanas de abril
de un sol que se pierde entre los dedos
y de sombras entre la cama y la ventana.

Vi desprender de vos
todo el norte y todo el sur
de tus venas mil rutas
detrás de tus pasos sólo el eco de mi voz.

Te vi desprender del agua
en cada gota un alud.
Te vi dejar las raíces
dejar el perfume de la tierra
intacto junto a tu intención.

lunes, 28 de marzo de 2011

me preguntaste si soy noctámbula. no sé de dónde salió esa pregunta, quizás fue porque una vez, un día de semana, me mandaste un mensaje a las 4 de la madrugada y te respondí al toque. me dijiste perdón que te haya despertado, pero te respondí que no, que estaba despierta estudiando. no me acuerdo qué comentario hiciste luego, seguro algo de "estás loca" o algo así.
me preguntaste si soy noctámbula y te dije que no sé, que me parece que sí.

estoy haciendo límites dobles a las 4 am,
de nuevo despierta estudiando.
la radio prendida (pasan un tema de blink viejísimo).
mi vieja que está roncando.
el agua del mate que se está enfriando.
y el celular, que esta vez, no suena.

miércoles, 16 de marzo de 2011

voy a prender fuego algo. parece que esa frase se convirtió en mi favourite quotation porque desde hace un tiempo ya que no paro de decirla. pero es verdad, tengo ganas de prender fuego algo. no pretendo quemar nada en particular, ya que no es que mi deseo pirómano sea causado por un odio en especial hacia cierta persona o cosa, sino más bien lo que pasa es que ese odio hacia ciertas personas y cosas comúnmente termina ampliándose al punto de ser un odio generalizado. hacia todo, todos. entonces, cuando me agarra el odio generalizado, me dan ganas de prender fuego cosas.
el otro día una amiga se reía y me preguntó si era literal eso que digo, me dijo "por qué no probás y prendés fuego algo, no sé, una hoja por ejemplo". entonces agarré el atado de cigarrillos, saqué el encendedor y prendí fuego una servilleta, que era lo que tenía más a mano. he de admitir que estuvo bien, bueno, se sintió bien, porque "estar bien" no lo estuvo, terminé quemándome el dedo, me salió una ampollita y todo (lo que, a todo esto, aumentó en forma considerable mi odio generalizado y, ergo, mis ganas de prender fuego algo). pero bueno, decía, se sintió bien pero tampoco tanto, así que llegué a la conclusión de que no es literal la cosa. es sólo un deseo pirómano, de destrucción, de violencia, de descarga,
de llorar.