La posta está en el timing, me dijiste.
La posta está en pegarla con el timing.
Pero yo lo único que hice todo este tiempo es esperar.
Esperar que pase algo.
(Lo único que hacés es esperar que pase algo, pero no hacés nada, como dice Árbol).
Y pasan los años y sigo esperando,
pero nada llega.
Nada cae.
Nada pasa.
Y entonces a veces me da por proponerme hacer algo
(en uno de esos pocos raptos de entusiasmo que tengo).
Y salgo a buscar. Busco, pruebo, me muevo.
Descubro cosas, aprendo, la cago (mucho), a veces la pego.
A veces vivo.
Pero el tiempo pasa y el entusiasmo se agota.
Porque hago, busco, pruebo, me muevo, descubro, aprendo
pero nada cambia.
Yo no cambio.
Nadie cambia.
Y el algo que espero no pasa,
no llega.
O quizás llegó y siguió de largo,
y ni siquiera me di cuenta.
Porque cómo voy a darme cuenta
si ni siquiera sé qué es eso que tanto espero.
La semana que vivimos en peligro
Hace 5 años
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