domingo, 14 de diciembre de 2008

A stranger has come
To share my room in the house not right in the head,
A girl mad as birds

Bolting the night of the door with her arm her plume.
Strait in the mazed bed
She deludes the heaven-proof house with entering clouds

Yet she deludes with walking the nightmarish room,
At large as the dead,
Or rides the imagined oceans of the male wards.

She has come possessed
Who admits the delusive light through the bouncing wall,
Possessed by the skies

She sleeps in the narrow trough yet she walks the dust
Yet raves at her will
On the madhouse boards worn thin by my walking tears.

And taken by light in her arms at long and dear last
I may without fail
Suffer the first vision that set fire to the stars.













No vayas tan confiado esa noche,
la vejez quemara y delirara al final del día
Odio, odio contra la muerte de la luz.

Aunque los inteligentes saben al final que la oscuridad esta bien,
Porque sus palabras no van por las ramas ellos
No van confiados esa noche.

Los hombres buenos, los que quedan, lloran por lo brillantes
Que sus delicadas hazañas podrían haber danzado en la verde bahía,
Odio, odio contra la muerte de la luz

Los hombres salvajes que alcanzan y cantan al sol en vuelo.
Y aprenden, demasiado tarde, que ellos se afligieron a su manera
No van confiados esa noche.

Hombres importantes, cerca de la muerte, que ven con vista ciega
Ojos ciegos que pueden arder como los meteoros ser felices,
Odio, odio contra la muerte de la luz.

Y tu, mi padre, ahí en tu alta tristeza,
Maldice, bendice, a mí ahora con tus fieras lagrimas, ruego,
No vayas confiado esa noche.
Odio, odio contra la muerte de la luz.

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