jueves, 20 de noviembre de 2008

















Anochece,
falsas luces te ciegan.
El viento envuelve tu cuerpo,
mi cabello
flota en el aire, suave, fresco.
Capa blanca de resplandeciente nieve cubre el asfalto,
desde acá veo tu aura,
tan brillante como siempre
tan brillante que sobresale de entre los focos de la ciudad.
Desde acá te siento, tan cálido como siempre.
Te reconozco, te conozco como si fueras parte de mi.
No hay calles que nos separen,
ni rutas que nos unan.
Porque vos estás allá y yo acá.

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