viernes, 13 de enero de 2012

Girri

Despertar queriendo cambiar. Cambiar qué? Qué sé yo, cambiar todo. Cambiar por el embole existencial que tengo y que cada vez me ahoga más. Me dejo de joder o empiezo a joder más, pero no quiero ver más este aburrimiento que se hunde en mis ojos. Dejame ver.
Y no hablemos de lo de ayer, o hablemos pero en voz baja, susurremos así se nota que lo de ayer es de ayer y no condiciona el hoy.
Y mañana? Mañana dejá que sea una incógnita, quiero cerrar los ojos acá y despertar en quién sabe dónde, pero así, al lado tuyo, sintiendo tu aliento en mi nuca y tu mano en mi cadera, presionando suave pero fuerte, como asegurandote de que, sea donde sea que despertemos, no nos separemos.
Abrazame, soltame, alejame de la rutina del hablar sin decir nada y de los besos secos. Prefiero los gritos sin sentido y los silencios cálidos a un sinfin de esas pelotudeces empaquetadas para llevar. No me interesa todo eso. Me interesás vos, cómo te reís, cómo entrecerrás los ojos cuando bostezás y el roce de tu piel con la mia, que cada vez es distinto, cada día descubrimos una nueva forma de tocarnos y de sentirnos. Y yo te siento y te pienso acá lejos como si estuvieras cerca, y te extraño, o no, pero lo disfruto. Disfruto de esta distancia tan necesaria y a veces tan olvidada, pero no me olvido de vos. No me olvides, no te olvides de extrañarme vos también.

Guayasamin

Mil lágrimas que no forman un río, se dispersan, se separan, se alejan por el cuerpo que respira furia y transpira rencor. Lágrimas que no surgen en los ojos, salen del alma y se escurren entre los dedos inmóviles, apoyados en la tierra buscando calor.
Pero no las seques, dejá que se evaporen, no cortes su camino. Estas lágrimas deben dejar su marca, en el rostro, en el pecho desnudo, sino el dolor se estanca... No dejes que se estanque, dejalo que corra, grite, golpee y arañe de desesperación. Con ira, con bronca, con desesperanza, con la esperanza de volver a ser fuego, pero sin remordimiento, con la alegría del que se embarra en mierda para encontrar la libertad utópica y hacerla real, moldearla y compartirla, aunque no nos perteneza compartirla, que nadie se quede sin fumar de su existencia, de absorver su inexistencia... Cubrir de humo a la humanidad que espera inmutable a la libertad sin saber qué es, sin saber qué es lo que esperamos, sin saber que esperamos, hundidos en ignorancia, pero esperando.
Y a quién le importa qué es la libertad? Quién busca definirla con palabras vistosas? Quién sino elige esperar sentirla, sentir que nos envuelve y nos exime del mundo, de nosotros mismos.
Existirá?
Y entonces de nuevo lágrimas, lágrimas de pasados y de futuros, de un futuro inalterable y frío en su austeridad... Pero jamás lágrimas de miedo, siempre la valentía de saber que estamos solos y que sólo hay una cosa en nuestras vidas que el destino ha marcado y que lo demás... para lo demás hay que luchar.

miércoles, 11 de enero de 2012

Amazonía

Ojos negros, piel morena
en el cabello llevas
el aroma de la selva.
Pintas tu cara
con los colores de la tierra
y hasta la Pachamama
celebra tu belleza.

No hay viento que te despeine
ni barro que te ensucie
pues tu caminar
a los árboles seduce.
Ellos no dejarán jamás
que las ramas bloqueen tu camino
y darán todo el año
flores para tu vestido.

Sentada en el río
observas caer la lluvia.
De tus manos se desprenden
los sonidos de la selva
y en tu cuerpo habita
el alma de la amazonía.